La OPEP enfrenta su propia tormenta

La producción de enero en los países del cártel se mostró entre las más altas de la última década. El congelamiento ya demostró ser insuficiente para impactar en precios.

 

Arabia Saudita dio esta semana una señal política para apuntalar el precio del crudo, la primera desde que arrancó el desplome que tiene en vilo al mundo hace un año medio. Junto a Rusia y a otros países de menor peso como Qatar y Venezuela, anunciaron que congelarán la producción de crudo a valores de enero, una medida que se supone iba a presionar sobre la oferta para conseguir una suba del barril.

Nada de eso ocurrió. El petróleo volvió a cerrar la semana apenas unos dólares por arriba de los 30, que ya parece ser un piso consolidado. Ni siquiera la noticia de que Irán se sumaría a este congelamiento colaboró demasiado: el barril subió unos puntos el jueves pero los bajó rápidamente.

La estrategia de Arabia Saudita y algunos socios de la OPEP para hacer bajar el precio del petróleo buscó sacar del juego a toda la producción por afuera del cártel, con excepción de Rusia. El principal objetivo fue la producción no convencional de Estados Unidos, que se afianzó en la última década a tal punto que, según algunas estadísticas, convirtió al país del norte en el principal productor de crudo del mundo.

Sin embargo, el anuncio de congelamiento de precios que apenas sacudió al mercado da cuenta de que su estrategia puede no haber sido tan efectiva, al menos en dos puntos centrales.

Por un lado, hace evidente que la OPEP tomó esta decisión en momentos donde la demanda mundial de crudo empieza a desacelerarse. Brasil, Japón y Europa comprarán este año el mismo o menos crudo. China apenas aumentará su demanda, que según la Agencia Internacional de Energía (AIE) se estancará en el 2017.

En otras palabras: sobra petróleo y nadie quiere comprarlo. La propia AIE le puso un número: son entre 1,5 y 2 millones de barriles por día los que pasan a engrosar la ya saturada capacidad de almacenaje mundial, presionando sobre los mercados a futuro.

El otro punto central es la gran resistencia de la producción estadounidense. La abrupta caída de precios hizo que la cantidad de equipos de perforación bajara a una tercera parte y puso en bancarrota a 40 compañías petroleras. Provocó recortes brutales y despidos masivos. Sin embargo, la producción de petróleo del país del norte apenas cayó un 5% desde su pico en septiembre. Son unos 384.000 barriles al día.

LOS COSTOS

A esta altura está claro que los costos que pagaron los países de la OPEP por esta estrategia son más altos que los resultados. El periodista especializado en energía Robert Rapier le puso un número a ese «error»: un billón de dólares. Sí, un uno seguido de 12 ceros.

En un artículo para la revista Forbes, realizó un interesante ejercicio: señaló que los países de la OPEP producen 35,5 millones de barriles equivalentes por día. Antes de la decisión de aumentar su producción, en noviembre del 2014, el crudo estaba a 75 dólares y ya sobrabran unos 2 millones de barriles por día. Si el cártel hubiera recortado el equivalente a ese sobrante para equilibrar el mercado, sólo hubiera afectado el 5,5% de su producción, y el precio se hubiera colocado en un rango de entre 75 y 85 dólares el barril. Eso les abría reservado una cuota del 38,9% del mercado, superior inclusive a su porción histórica.

Con un crudo teórico a 80 dólares la OPEP perdió 500.000 millones de dólares en el 2015 y una suma similar perderá en el 2016. Un costo demasiado alto (R. A.)