Los precios bajos golpean a las grandes petroleras
La caída de los precios petroleros está afectando fuertemente las cuentas y los planes de las petroleras, y Royal Dutch Shell es la muestra más reciente.
En el tercer trimestre, la holandesa reportó una pérdida de US$7.400 millones, que contrasta con los US$4.500 millones de ganancia del mismo período el año pasado. Ajustada por la variación de existencias y por acontecimientos de única vez –la medición más atendida– la ganancia bajó 70%, a US$1.800 millones.
La compañía usó cerca de US$ 7.900 millones para cerrar operaciones, incluidas su exploración en costas de Alaska detenida este año y su proyecto de crudo pesado en Canadá, también cancelado.
Igual que otros actores del sector, Shell enfrenta sus mayores retos en décadas. No sólo tiene que adaptarse –al igual que otras empresas– a la depresión potencialmente prolongada de los precios del petróleo, sino que debe además buscar respuestas a la inquietud mundial por el rol de los derivados del petróleo en el cambio climático.
Los ingresos de Shell por extracción de petróleo y gas se hundieron por los precios del hidrocarburo, que en el promedio del tercer trimestre estuvieron 50% por debajo de su nivel de hace un año. La empresa está realizando grandes pasajes a pérdida, al cancelar proyectos que ya no tienen sentido económico en el entorno actual de precios.
Shell también pasó a rojo otros US$3.700 millones en propiedades de gas de esquisto en América del Norte, debido a revisiones a la baja de la perspectiva de largo plazo de los precios petroleros.
Ben van Beurden, que asumió como CEO en 2014, viene revisando los planes de inversión y archivando algunos de los proyectos más caros y de más riesgo. El martes, por ejemplo, dijo que detenía la construcción del costoso proyecto de arenas petrolíferas Carmon Creek en Alberta, Canadá.
Carmon Creek iba a producir 80.000 barriles de petróleo diarios, un volumen sustancial, calentando petróleo pesado y extrayéndolo, un proceso que requiere grandes cantidades de capital inicial, pero luego produce por décadas. Shell pasó a pérdida US$ 2.000 millones en ese proyecto.
“Estamos haciendo cambios en la cartera y revisando nuestras opciones upstream a más largo plazo en el mundo, y manejando la exposición en el actual entorno de precios petroleros”, dijo van Beurden en un comunicado. “Estamos teniendo que tomar decisiones difíciles en Shell.” Los analistas dicen que el CEO está tratando de revertir errores de sus predecesores y que hacerlo permitiría a Shell concentrarse en sus fortalezas en gas licuado y proyectos petroleros de aguas profundas. “Salir de errores anteriores estratégicos (Alaska, shale, arenas petrolíferas) pasando a pérdida es un mal necesario “, dijo un analista de Sanford C. Bernstein en Londres.
A fines del mes pasado, Shell puso fin a su esfuerzo de nueve años –costoso y de resultado nulo– de exploración en el Artico de Alaska, una inversión de US$7.000 millones en la que Shell se empeñó pese a la fuerte oposición del activismo ecologista.