Vaca Muerta forzó la oferta académica

INGENIERÍA DE LA UNC SUMÓ 1.250 INSCRIPTOS Y RÍO NEGRO INAUGURÓ SU TECNICATURA.

En el país se reciben cada año poco más de 8.000 profesionales afines a la ingeniería. Si bien el número creció considerablemente en la última década (era de 5.000 en el 2003) todavía es insuficiente para las necesidades actuales de la industria nacional. La reactivación de la actividad hidrocarburífera tras la nacionalización de YPF sumó presión a la demanda de profesionales, apuntalada en dos cuestiones centrales: la inagotable creación de puestos de empleos y los atractivos sueldos del sector. Sin embargo y pese a que hay más ingresantes en las aulas, las empresas petroleras siguen teniendo problemas para encontrar profesionales y mano de obra calificada.

Salvador Canzonieri, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue (UNC), confirmó que este 2015 habrá un nuevo récord de inscriptos «reales» (aquellos que completaron la documentación) para las distintas carreras que ofrece la casa de estudios. En total se anotaron 1.250 estudiantes, un 12% más que el año pasado, y que se sumarán a los 6.500 alumnos que ya tiene la institución.

La explosión que significó Vaca Muerta también en la opinión pública fue una suerte de aceitada campaña de difusión que influyó en las vocaciones de los jóvenes estudiantes. Así lo reconoce Canzonieri, quien relaciona el crecimiento en la matrícula de las ingenierías con el impacto de la reactivación petrolera. Pero el impulso real también se debe a la implementación de proyectos desde la Secretaría de Políticas Universitarias como el Plan Estratégico de la Formación de Ingenieros (PEFI) y el Programa de Estímulo a la Graduación.

La intervención de las compañías petroleras directamente sobre la formación también tuvo su correlato y se intensificó en los últimos años. Son varias las firmas que tienen programas de becas para estudiantes, pero la Fundación YPF (FYPF) es una de las que más trabajo tuvieron sobre las universidades petroleras, de hecho formó la red de la especialidad.

Santiago Bellomo, gerente de Educación de la FYPF, destacó también la necesidad de incentivar la formación terciaria. La industria no sólo demanda profesionales sino que también existen puntos débiles para el reclutamiento de cuadros técnicos con alta calificación. Sobre este punto Bellomo señaló que se busca favorecer la formación ‘in situ’, es decir que la apuesta es instalar las carreras alrededor de las áreas productivas y evitar el desarraigo de los estudiantes, uno de los factores del desgranamiento.

«Hacen falta tanto profesionales especializados como personal técnico. Si uno toma la pirámide laboral de la industria petrolera en el país puede identificar claramente que a medida que se afina la estructura hacia los cargos gerenciales comienza a reducirse la presencia de graduados argentinos». El diputado Luis Sapag, profesor titular de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), explica así el cuadro laboral y refuerza la necesidad de impulsar la formación.

Para Sapag «el mejor incentivo» para la formación de profesionales y técnicos llega con y a través de la «investigación». El también legislador provincial señala que por medio de esta práctica se puede vincular la actividad académica con las exigencias del mundo real de la producción.

DÉFICIT DE FINANCIAMIENTO

Sin embargo, pese a los atractivos de la industria y al pleno empleo de los egresados, el incremento de los ingresantes a las carreras de ingenierías en el país fue sólo de alrededor del 10%. De todos modos la cifra alcanza para terminar de colapsar de estudiantes las universidades públicas. En los primeros años de Ingeniería en la UNC hay materias que llegan a dictarse en siete módulos por la falta de aulas.

«El reclamo edilicio lo elevamos al Ministerio de Educación como organismo competente», explica Canzonieri y agrega que en paralelo se encuentran en conversaciones con el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG) por la construcción de instalaciones específicas para las carreras vinculadas con el petróleo.

Según Sapag, el esfuerzo para garantizar la formación de la mano de obra que necesita la industria debe ser tripartito: Estado, empresas y casas de estudios. Las empresas tienen una presencia activa en la formación de profesionales. Las principales operadoras se vinculan a través de consultorías, contratos de servicios o como espacio para pasantías rentadas que en la mayoría de los casos terminan por ser el destino laboral definitivo de los estudiantes.

Bellomo cree que siempre que se respete la autonomía académica de las universidades, la relación con las empresas es «saludable» para dinamizar la formación. «Sin autonomía no hay credibilidad para la industria. Necesitamos voces independientes y esto surge a partir de una sinergia entre los actores de los más diversos perfiles», explicó.

PERSPECTIVAS A FUTURO

A fines del año pasado se reunió el Centro Argentino de Ingenieros (CAI) para analizar la evolución de la demanda de profesionales del área. Entre los puntos abordados destacaron una mejora en la proyección de egresados: para el 2016 esperan unos 10.000 graduados al año. Esto significa un ingeniero cada cuatro mil habitantes, el doble de lo que sucede en países como Francia o Alemania.

El objetivo de conseguir el autoabastecimiento energético es el lema que marca los esfuerzos demandados a las instituciones. La formación de profesionales y técnicos nacionales es un punto a complementar en la lista de ítems para el desarrollo de Vaca Muerta.