El petróleo barato forzará desinversiones en Oriente Medio
La caída sufrida por el precio del petróleo desde el pasado verano ha impactado ya en algunos de los pilares de la economía global. Importantes exportadores de crudo como Rusia, Venezuela o Irán se han visto contra las cuerdas, mientras que los países más importadores han logrado mejoras en su competitividad y en la renta disponible de los consumidores que están estimulando el crecimiento de su PIB. En el foco de este nuevo escenario se encuentran los grandes productores de Oriente Medio que, aunque gracias a sus bajos costes de extracción están cómodos con un crudo barato, podrían desatar una nueva consecuencia que se desprende de un informe de Invesco: la reducción de las posiciones de sus multimillonarios fondos soberanos, algunos de los más relevantes con mucha presencia en Europa.
Los elevados precios a los que se ha vendido el petróleo en los últimos años han generado importantes excedentes financieros para estados como Arabia Saudí, Catar o Kuwait que han propiciado la creación de gigantescos fondos soberanos para colocar el dinero obtenido en los mercados internacionales. Solo el fondo soberano catarí tiene 72.600 millones de dólares invertidos, de los cuales un 63,9% está en Europa, donde es el mayor accionista de empresas líderes como la alemana Volkswagen, la española Iberdrola o el banco británico Barclays. Otros fondos soberanos como el de Kuwait o el de Dubai tienen fuertes presencias en grupos como Daimler o la austriaca OMV, respectivamente.
El último informe de Invesco sobre fondos soberanos, en el que se cruzan 59 opiniones de expertos de este tipo de fondos, de fondos de pensiones gubernamentales y de bancos centrales, advierte de que los países con una dependencia del petróleo que supera el 25% del PIB como son los de Oriente Medio, pero también otros como Rusia, Venezuela, Irán o Nigeria, podrían reducir sus inversiones como consecuencia de la caída del precio del crudo y los desequilibrios que esto está generado entre sus ingresos y su gasto público. Algo que abriría la puerta a cambios en la propiedad de algunas empresas o incluso a «crear tensiones de liquidez en bonos de estados europeos», según reflexiona Juan Ramón Caridad, director académico del máster de Finanzas e Inversiones Alternativas, quien explica que «muchos de estos fondos soberanos tienen programadas compras de deuda que pueden ser paradas».
Según los datos concretos del estudio, el 42% de los encuestados considera que se producirá una reducción en las inversiones futuras de los países con alta dependencia del petróleo y un 67% que se podrían producir desinversiones como las que este año ya ha llevado a cabo no precisamente un fondo soberano, pero sí la empresa estatal Omán Oil Company en Enagás -se deshizo en mayo del 5% que poseía de la compañía española- o la que se estaría planteando en la portuguesa REN o en la también española CLH. En sentido contrario, otra empresa estatal, Qatar Airways, pasó a ser en enero el mayor accionista de IAG al aumentar su participación en el holding hispanobritánico hasta el 10%.
«Los fondos soberanos son opacos y es difícil advertir sus estrategias pero los niveles actuales del crudo no son dramáticos ni para Rusia por lo que es poco probable que se produzcan fuertes desinversiones», dice Caridad y lo cierto es que el propio informe de Invesco aclara que los expertos consultados respondieron a la encuesta entre enero y marzo con el futuro del barril de Brent llegando a caer hasta los 47 dólares y el de West Texas a 44, desde donde han rebotado un 40%.
Eso sí, no hay que desestimar las últimas previsiones emitidas por firmas de inversión como Goldman Sachs, que ve el petróleo por debajo de los 50 dólares en los próximos meses por el constante descenso de la demanda, al aumento de la producción en Irak e Irán y a la estabilización del shale gas.
«El escenario para los fondos soberanos sigue siendo volátil. El riesgo geopolítico continúa, y los precios del petróleo no se han estabilizado», señala Invesco en su informe, en el que concluye: «El impacto del precio del petróleo en los fondos soberanos podría reducir sus inversiones y aumentar el riesgo de desinversiones, aunque los estados están ahora en mejor posición para manejar estos desafíos que en el pasado».