BP cierra el capítulo del desastre de 2010, pero enfrenta un arduo camino |
Diez meses después de la explosión de una plataforma de BP PLC que cobró la vida de 11 trabajadores y causó un derrame de millones de barriles de petróleo en el Golfo de México, el presidente ejecutivo de la empresa, Bob Dudley, se sentó con Mukesh Ambani, el hombre más rico de India, y anunció un acuerdo «transformador» para ayudar a la atribulada compañía a crecer de nuevo. BP pagaría US$7.200 millones por una participación de 30% en los yacimientos de petróleo y gas en India operados por Reliance Industries Ltd., dijo Dudley. Era febrero de 2011, cuando BP no tenía efectivo para gastar y se preparaba para vender unos US$40.000 millones en activos con el fin de cubrir gastos relacionados con el derrame. Para sobrevivir, BP tendría que seguir adelante y adquirir nuevos recursos, les dijo Dudley a sus colaboradores, según un ejecutivo de la petrolera británica. «La idea», agregó, «era que el negocio no podía parar». Este mes, BP dio otro paso para cerrar el capítulo del derrame al aceptar conciliar la mayor parte de sus litigios pendientes con un pago de US$18.700 millones al gobierno estadounidense y los de varios estados del Golfo de México a lo largo de 18 años. BP «puede concentrarse ahora en el crecimiento futuro y seguir adelante», afirmó Brian Gilvary, su director financiero. No obstante, ese futuro está ahora ligado a un conjunto mucho más pequeño de activos en todo el mundo, varios de ellos con sus propios grandes desafíos. La inversión en India, el proyecto más grande de BP desde el derrame, se ha estancado. Desde 2010, la producción ha caído 80% y la operación ha requerido más de US$1.000 millones en inversiones para frenar nuevos descensos. Los controles gubernamentales sobre los precios del gas han tornado inviable el desarrollo de nuevas reservas. Más allá de India, la compañía enfrenta obstáculos políticos en Rusia y operaciones de esquisto que pierden dinero en Estados Unidos. Además, la caída de los precios del petróleo en alrededor de 50% desde el máximo registrado en 2014 ha exprimido la rentabilidad de proyectos que necesitan una cotización del crudo más alta para justificarse. Cinco años después del desastre del Golfo, la producción mundial diaria de BP ha caído más de 40% y la compañía está recortando su presupuesto de exploración. En un discurso durante una conferencia de la industria petrolera en Houston en abril, Dudley dijo que las desinversiones de BP desde el derrame la ayudaron a «reducir el riesgo y crear una cartera más fuerte», y que como resultado de ello, BP está «mejor posicionada para capear las tormentas que enfrenta la industria». Un portavoz de BP señaló que desde el incidente, la compañía ha mejorado su récord de seguridad, desde 2012 empezó 15 grandes proyectos y en 2014 aumentó su flujo de caja operativo a US$32.800 millones, cifra que superó las proyecciones preliminares. Los rivales de BP comparten algunos de los desafíos. Royal Dutch Shell PLC y Exxon Mobil Corp. también han tenido problemas para sacar provecho del sector de esquisto en EE.UU. Shell y Chevron Corp. han luchado con sobrecostos en proyectos de miles de millones de dólares. Asimismo, la caída del precio del petróleo ha afectado las ganancias en toda la industria. Sin embargo, sólo BP enfrenta esos problemas al tiempo que trata de recuperarse del derrame de la plataforma Deepwater Horizon en abril de 2010, uno de los peores desastres de seguridad y ambientales de la industria. El acuerdo que alcanzó este mes llevará a casi US$60.000 millones el costo total del incidente para la petrolera. El año previo al derrame, BP era el mayor productor mundial de crudo, sobre una base diaria, entre las compañías no estatales. Ahora es el quinto, con una extracción al día de 2,31 millones de barriles equivalentes de petróleo y gas natural, según datos del primer trimestre de este año. La cifra no incluye la producción de OAO Rosneft, una compañía mixta controlada por el gobierno ruso y en la que BP tiene una participación financiera de casi 20%. BP adquirió esa participación en 2013 como parte de un acuerdo para salir de otra complicada sociedad. Sin embargo, durante el último año, el negocio de Rosneft ha estado en aprietos debido a los bajos precios del petróleo, la depreciación del rublo y las sanciones occidentales sobre Rusia debido al conflicto en Ucrania, que ahora se prevén que continúen hasta enero de 2016. Como resultado, también podrían verse reducidos los dividendos de US$690 millones que Rosneft le aportó a BP en 2014. Dudley ha manifestado su optimismo sobre las perspectivas a largo plazo de Rusia y el mes pasado BP compró una participación en un campo de Rosneft en Siberia por US$750 millones. En EE.UU., el negocio de exploración y producción de BP perdió más de US$500 millones en el primer trimestre de este año debido a que la empresa, al igual que otros grandes productores, tuvo problemas para obtener ganancias de un auge del esquisto que ha favorecido a las empresas más pequeñas y con menores costos fijos. En las zonas de altos márgenes de las que BP dice depender para revivir sus ganancias -Azerbaiyán, el Mar del Norte, Angola y el Golfo de México-, algunos proyectos requieren un petróleo a US$70 por barril o más para ser rentables, mientras que el actual precio gira en torno a US$ 50 por barril, según un análisis de Citi Research. En una presentación el año pasado, BP indicó que la aprobación de nuevos proyectos suponía un precio de US$80 por barril. PREOCUPACIONES GLOBALES |
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