El plan de Arabia para cuando se acabe el petróleo: un megafondo de 2 billones
Arabia Saudí ha desvelado cuál es su plan B, su alternativa para cuando se termine el petróleo, o el mundo no lo necesite más: un gigantesco fondo soberano de inversión de 2 billones de dólares.
Así lo ha revelado Mohammed Bin Salman, todopoderoso príncipe heredero del país petrolífero, en una entrevista en la que confirma que el fondo aglutinará algunos de los activos más valiosos que tiene el reino.
«En el plazo de 20 años seremos una economía que no depende del petróleo», explica este hijo del rey Salman que, con sólo 30 años de edad, maneja los hilos de la economía que sustentan la monarquía feudal.
Ese fondo de inversión serviría al país para maniobrar en el mercado financiero mundial y obtener parte de la rentabilidad perdida con el ocaso del negocio petrolífero.
El fondo sería tan gigantesco que podría jugar un papel central en la economía, invirtiendo en el mercado doméstico y por supuesto en el extranjero. Con su tamaño podría comprar de una tacada las cuatro compañías cotizadas con mayor valoración: Apple, Alphabet (la matriz de Google), Microsoft y Berkshire Hathaway (el vehículo inversor de Warren Buffett).
Como parte de esa estrategia, Arabia venderá además una participación en Saudi Aramco (la empresa más valiosa del mundo y de titularidad pública) como estaba previsto. Y la operación ya tiene cifras: sacará a bolsa menos del 5% de la compañía a partir de 2017, y la diversificará hasta reconvertirla en un conglomerado industrial.
El Public Investment Fund (PFI), creado en 1971 por Arabia Saudí, será quien articule la nueva estrategia de inversión hacia el exterior, y elevará la proporción de activos extranjeros en su cartera hasta el 50%, frente al 5% actual, según ha confirmado por su parte el secretario general del consejo del PIF, Yasir Alrumayyan.
Nuevos impuestos a la vista

Arabia Saudí tomó una serie de medidas el pasado año para recortar el gasto público y evitar que el déficit ascendiese al 15% del PIB. A finales del pasado mes de diciembre, las autoridades saudíes elevaron los precios del combustible y la electricidad, y anticiparon nuevas reformas para eliminar el despilfarro público.
En el plazo de un mes se publicará además un «Plan de Transformación Nacional», que entre otras cosas incluirá el aumento de la cuenta de ingresos utilizando tasas e impuestos de valor añadido.
«Trabajamos para incrementar la eficiencia en el gasto», explica Salman, que reconoce que el ejecutivo tenía por costumbre hastar hasta un 40% más de lo presupuestado anualmente cuando el precio del barril de petróleo aún no se había desplomado, y que asegura que esa desviación se ha reducido al 12%. Por eso, explica: «no creo que tengamos un verdadero problema por lo que respecta a los precios del crudo.
La cuestión es si esta reacción a una caída a más de la mitad del precio unitario de la que es la principal fuente de ingresos de Arabia Saudí (7 de cada 10 dólares proceden de la exportación de crudo) será suficiente, y si llegará a tiempo, para salvar al país.
No congelará la producción

Salman ha asegurado además que sólo congelará la producción si Irán y otros grandes productores lo hacen también, así que el escenario de precios bajos podría mantenerse.
Un estudio realizado en 2014 por el FMI señalaba que los intentos de las monarquías del Golfo Pérsico por eliminar o reducir su dependencia del petróleo habían resultado fallidos, lo que parece sugerir que la mejor oportunidad se escurrió de sus manos cuando el barril se compraba a 100 dólares.
«Está claro que Arabia Saudí necesita reformas, diversificación y revitalizar su economía, pero eso necesitará mucho más que simplemente incrementar las inversiones en industrias no relacionadas con el petróleo», afirmaba Paul Sullivan, profesor de Estudios de Seguridad de la Universidad de Georgetown en Washington. «Uno no puede», explica, «encargar una reforma detrás de otra como pediría los platos de una cena».