Pronostican ola de inversiones en el shale

La agencia Fitch cree el arribo de dólares al sector será «agresivo» en los próximos años. Asegura que los precios internos, la mayor competitividad y el mejor clima de negocios tras el triunfo de Macri serán determinantes. Vaca Muerta, la estrella.

Cuando un inversor analiza a dónde volcar su dinero, una de las herramientas a las que acude son los informes de bancos y consultoras. Aún descalificadas tras la crisis de los subprime, siguen funcionando a modo de oráculo para buena parte del mundo financiero, y el petróleo no es la excepción.

Según el último trabajo de BMI Research, del grupo Fitch, Argentina y particularmente Neuquén podrían sufrir un «agresivo retorno de inversiones» en no convencionales en la próxima década. La explicación para tal oleada de optimismo en épocas de crudo barato son tres: la gran cantidad de acreaje prospectivo, un creciente clima de competitividad y el precio sostén del petróleo, que aquí se conoce como barril criollo.

También remarca como un factor positivo «el viaje hacia un gobierno más centrista bajo la administración de Mauricio Macri, que abrirá oportunidades de inversión significativas en el país, particularmente en el sector del petróleo y el gas.

El estudio de BMI indica que Vaca Muerta será el núcleo de esa andanada de dólares, aunque no descarta que otras formaciones shale de la periferia puedan alcanzar algún grado de desarrollo.

Los consultores de Ficht indican que «los prospectos de shale de Argentina serán resilientes a la volatilidad de los precios del petróleo». Indica que el breakeven (punto a partir del cual la producción empieza a ser rentable) será cada vez más bajo gracias a un marco regulatorio más amigable con el mercado. La suba de tarifas y el avance hacia un negocio más desregulado son las principales pruebas de esto.

Si en términos políticos el trabajo rebalsa de optimismo, las propias proyecciones que traza Ficht abren un margen de duda.

Según la consultora, la producción total de hidrocarburos aumentará un 9% en los próximos cinco años.

Para el mismo período, la elaboración de productos refinados se incrementará un 5,6% al alcanzar los 640.000 barriles por día. Sin embargo, el consumo se disparará un 40% y llegará a los 1172 barriles por día, lo que significa que Argentina deberá importar casi la mitad de los combustibles que consume.