Claves de la YPF que se viene

Bajo la bandera del gobierno corporativo, se abre una etapa en busca de la eficiencia y la despolitización. Los nombres que se quedan.

No soy un tipo de powerpoints», soltó Miguel Galuccio en los pasillos de la gerencia de Loma Campana, durante la recorrida en la que se despidió del personal. La frase esconde todo un concepto sobre qué rol debe tener la conducción de esta versión de YPF bajo control estatal. ¿Debe ser meramente técnica, con la vista puesta en el negocio? ¿O debe tener una visión política que le implique asumir más riesgos que una empresa convencional?

Parte de estas incógnitas empezará a resolverse mañana, cuando los accionistas de la empresa elijan a Miguel Ángel Gutiérrez como nuevo presidente de la compañía. Será el inicio formal de una gestión distinta, que se embandera bajo el concepto de gobierno corporativo, más «descontaminada» de la política y con la meta de la eficiencia como valor central.

Con Gutiérrez, asumirá un directorio prácticamente renovado y se aprobarán cambios en el estatuto para quitarle poder a la figura del CEO, que ahora deberá someterse más a las decisiones de los representantes de los accionistas.

«Río Negro Energía» consultó con distintas fuentes vinculadas al proceso. Todas plantearon un escenario de incertidumbre sobre lo que se viene, aunque hay algunas señales sobre el rumbo que puede tomar la principal petrolera del país y responsable de buena parte de la economía de la región.

En principio, todos coinciden que la continuidad del proyecto de Loma Campana, el principal clúster no convencional fuera de América del Norte, está atada al próximo CEO. Su nombre se conocerá, según publicó el matutino porteño La Nación, a mediados de mayo, luego de que una consultora achique la selección a dos o tres nombres. La definición la tendrá el propio presidente Mauricio Macri junto al ministro de Energía Juan José Aranguren. Aunque el ministro del Interior, Rogelio Frigerio y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, también tallarán en la elección.

Se espera que para mediados del mes que viene se defina el nombre del futuro gerente de la empresa.

29% aumentó la producción de gas de YPF durante la era Galuccio, alentada por el tight gas y la compra de activos de Apache.

Según trascendió, se puso como condición que tiene que ser ingeniero (especialista en «fierros») y argentino. Eso no deja muchas opciones, razonan los hombres del sector, salvo que aparezca algún «tapado».

Su perfil será central para determinar si habrá un apoyo al desarrollo de petróleo no convencional en épocas de precios bajos. Todos dan por descontado, en cambio, que la gran apuesta es el gas, y la gestión que se va tiene excelentes resultados para mostrar con los últimos pozos perforados en El Orejano, el principal yacimiento de shale gas.

Un alto ejecutivo de una petrolera, bajo reserva de nombre, razonó de este modo: «El principal desafío es atraer inversiones. Para empezar poner en marcha todos los activos que tiene YPF necesita un shock de unos 15 mil millones de dólares».

El sintagma «todo lo que tiene YPF» encierra una vieja crítica a la gestión anterior: la operadora tiene mucho acreaje que no puede poner en valor. No son pocos los que anticipan un proceso de desinversión en aquellos activos que no se puedan desarrollar en el mediano plazo.

Nombres

La danza de nombres que surgen en estos procesos de cambios es infinita, y más en este caso, donde afloraron tensiones y desprolijidades. Pero dentro de los pasillos de la torre de Puerto Madero ya hay algunas figuras que parecen tener un despacho asegurado.

De la línea gerencial, es probable que el actual vicepresidente de upstream, Jesús Grande, siga ligado a la compañía. Lo mismo ocurre con Fernando Giliberti, vicepresidente de desarrollo de negocios.

La despedida. Galuccio pasó por los yacimientos neuquinos.

107% es la tasa de reposición de reservas que consiguió la empresa en el último ejercicio.

Hay tres nombres de la primera plana que serán directores suplentes y que se especula podrían preserva alguna oficina: Daniel González, actual CFO que seguiría en su cargo; Carlos Alfonsi, vicepresidente de downstream y hombre bien considerado por Aranguren; y Fernando Dasso, vicepresidente de recursos humanos y ejecutivo de carrera en la compañía.

No está claro aún cuánto tallará el nuevo CEO en la elección del management de la empresa. Una señal la pueda dar la contratación de Sebastián Mocorrea, que manejará la dirección de comunicaciones de la empresa. Se lo sumó tras una búsqueda de consultoras, pero antes de que asuma la cabeza ejecutiva de la compañía. De seguir esta línea, sería como un DT que llega a mitad de campeonato, con el equipo armado.

Neuquén

Sobre la gerencia en Neuquén, empoderada durante de la gestión de Galuccio, directamente no hay certezas. Toda la primera plana aspira a preservar su puesto, sobre todos los hombres vinculados al desarrollo no convencional como Pablo Bizzotto, gerente del área y arquitecto del desarrollo en Vaca Muerta.

Los temores son que se vuelva a una gestión completamente centralizada en Buenos Aires, como ocurrió durante la criticado paso de Eskenazi por la compañía. Pesa además, como la espada de Damocles, el plan de recorte de un 10% de la plantilla que prevé la compañía dentro del futuro plan de eficiencia.

Todavía no existe un programa claro de despidos. Pero sí es seguro que el frente laboral será central según la nueva visión de la empresa, alentada por un gobierno nacional que parece haber dejado al mercado laboral librado a su suerte.

De la suerte de YPF no sólo dependen sus trabajadores. También lo hace Vaca Muerta, la provincia de Neuquén y el mentado autoabastecimiento, hoy más cerca de ser un eslogan que una política de estado.