El futuro de Vaca Muerta: rediseño de pozos, arena local y el yacimiento digital

Con foco en la eficiencia, YPF está perforando en un mismo PAD cuatro pozos horizontales alineados. También está a punto de lanzar una planta de procesamiento de arenas de fractura. Y está migrando hacia un modelo operacional digital apuntalado por un sistema de telemetría en todo Loma Campana. La clave: reducir los costos para asegurar el desarrollo no convencional.

Sobrevolar en helicóptero el área Loma Campana, que a principios de la década era un páramo desértico de Neuquén prácticamente deshabitado y hoy es el segundo yacimiento petrolífero del país, sirve para dimensionar el desarrollo no convencional realizado por YPF en los últimos cuatro años. Cerca de 10 equipos de drilling en operación (el año pasado eran muchos más, pero la crisis del petróleo obligó a reducir la actividad) y en especial un conjunto de facilities que permiten proyectar el largo plazo del emprendimiento cubren la imagen panorámica desde el aire.
La petrolera controlada por el Estado produce cerca de 50.000 barriles equivalentes de petróleo (boe/d) desde Vaca Muerta, una de las formaciones de roca madre de hidrocarburos de la cuenca Neuquina. Para YPF, el shale es una realidad concreta: al desarrollo de Loma Campana en forma conjunta con Chevron se suman los acuerdos con Dow para correr un piloto de shale gas en El Orejano, y con la malaya Petronas para explorar La Amarga Chica. En total, la compañía lleva invertidos más de u$s 4.700 millones en Vaca Muerta.
La centralidad del No Convencional durante la gestión de Miguel Galuccio, que el 29 de abril dejó su cargo en la empresa, no estuvo exenta de críticas –muchos cuestionaron la elección de perforar pozos verticales de black oil en lugar de priorizar los pozos horizontales direccionados–, pero es indudable que el camino transitado permitió avanzar con el de-riskeo y curva de aprendizaje  de Vaca Muerta.
La estrategia de YPF en el play nuclea iniciativas de distinta naturaleza. La mejora de la eficiencia operativa incluye la construcción de nuevas instalaciones en el campo, como una planta de procesamiento de arenas de fractura que está a punto de ser inaugurada dentro del propio yacimiento, al igual que una planta de tratamiento de crudo (PTC) que permitirá condensar en una misma locación la separación de los hidrocarburos surgentes del reservorio.
También contempla el cambio del paradigma operacional de Loma Campana: se migrará a un modelo en que la operación digital de los pozos con el soporte de la telemetría en tiempo real de los caudales cobre mucha mayor preponderancia.

Horizontales

En lo concreto, la mayor productora de hidrocarburos del país priorizará la perforación de pozos horizontales, la técnica elegida casi por unanimidad por el resto de las petroleras de Estados Unidos que operan en el shale. Durante los primeros dos años de explotación de Loma Campana, YPF llevó adelante el desarrollo del campo mediante la colocación de pozos verticales. Se trató de aprovechar el espesor de Vaca Muerta, muy superior que el de plays de Norteamérica. Sin embargo, el plan parece no haber arrojado los resultados previstos y, en 2016, los pozos que se perforarán en el área serán horizontales. En total, serán 56 a lo largo del año.

Según los números proyectados por los técnicos de la petrolera, la meta es que cada pozo acumule a lo largo de su vida útil una producción (EUR, por sus siglas en inglés) de 560.000 barriles de crudo. Las perforaciones de noviembre y diciembre del año pasado registran caudales interesantes: la producción promedio en los primeros 90 días ronda los 36.000 barriles diarios de crudo.
YPF rediseñó el esquema de perforación. Hoy está colocando cuatro pozos en línea en un misma PAD a fin de mejorar los tiempos de colocación y la eficiencia. La metodología permite cementar el pozo de forma offline cuando el equipo ya no está, lo que agiliza el proceso. En forma complementaria, se incorporó nueva tecnología para la perforación de los pozos. Hoy, un pozo horizontal tipo (con alrededor de 18 etapas de fractura) en Loma Campana alcanza los 4.500 metros, de los cuales alrededor de 1.500 son de extensión lateral (Vaca Muerta se encuentra a 2.900 metros de profundidad).
La prioridad es reducir el costo por pozo, que hoy se ubica en torno a los u$s 12 millones. A principios de 2015, eran u$s 14 millones. Y para fines de 2016, el objetivo es bajarlo hasta los u$s 10,5 millones.

Arena local

En esa clave, la compañía se apresta a inaugurar en breve una planta de procesamiento de arenas, cuya construcción está casi completada. Con capacidad para tratar un millón de toneladas (Tn) por año de arenas provenientes de Entre Ríos y Chubut, la facilitie permitirá reducir, una vez en pleno funcionamiento, hasta un 10% el costo unitario de cada pozo en Vaca Muerta.
La arena de fractura (propant en inglés) es un insumo clave en el proceso de estimulación no convencional de los hidrocarburos presentes en la roca madre. Cada perforación horizontal requiere hasta 5.000 Tn de arena. Su producción local reducirá significativamente los costos: la Tn de propant importado cuesta u$s 1.370. Fabricado directamente por YPF, no superará los u$s 350.
“La planta (equipada con tecnología alemana) producirá arenas de diferente granulometría en función de los requerimientos de cada yacimiento. La arena 70/140 tendrá una consistencia similar al talco, en tanto que la 30/70 será más gruesa”, explicó Sergio Affronti, vicepresidente de Servicios Compartidos de YPF, y responsable máximo del proyecto, que tuvo un costo cercano a los u$s 85 millones.
La iniciativa contempla una segunda etapa para posibilitar obtener arena refinada. Se requerirá una inversión adicional de u$s 28 millones. La planta estará lista a mediados de 2017. “YPF podrá autoabastecerse en un 100% de las arenas de fractura que consume y, al mismo tiempo, venderá arenas a otras petroleras que operan en Vaca Muerta”, precisó el directivo en diálogo con Revista Petroquímica, Petróleo, Gas, Química & Energía.
También en el rubro infraestructura, la petrolera tiene muy avanzada la construcción de una PTC que permitirá procesar en un mismo lugar todos los hidrocarburos producidos en Vaca Muerta. La unidad separará el petróleo del agua surgente de la formación y del gas asociado.

Sede operativa

YPF acaba de inaugurar una nueva base operativa en Loma Campana. Las instalaciones albergan diariamente a las 350 personas que operan el mayor play no convencional de la Argentina, desde donde también tienen acceso a un seguimiento digital al resto de los proyectos en Vaca Muerta (El Orejano y La Amarga Chica).
La base está equipada con distintas salas de control en las que se pueden medir en tiempo real y por telemetría los 450 pozos productivos de Loma Campana. El cambio de paradigma contempla tres pasos: a) monitoreo, b) surveillance (sistema de alarmas) y c) control del yacimiento de forma automática.
Hoy en día, el 100% de los pozos de Loma Campana están medidos por sistemas de telemetría, que permiten tener acceso desde la sala de control del yacimiento y también desde las oficinas en Talero (base de YPF en Neuquén capital). Es un doble control que incrementa la seguridad operativa del yacimiento.
“La idea es operar un yacimiento ‘digital’. Hasta mediados del año pasado teníamos una cantidad de alarmas por pozo que nos ponía en una situación imposible de manejar. Hoy estamos en condiciones de dar respuesta a las distintas alarmas que se disparan en el campo”, explicó Mónica Bolies, encargada de la Gestión de Alarmas de Loma Campana.
El modelo operacional de Vaca Muerta va migrando hacia ese concepto. El sistema de telemetría por pozo habilita, por un lado, la automatización de los procesos, y por el otro, la interacción con el personal que opera cada pozo para optimizar la toma de decisiones en el campo. “El objetivo es que con el tiempo el company man a cargo de cada pozo vaya a una sinergia con la sala de control de Loma Campana para que, ante cada situación, se evalúe la mejor solución”, explicaron desde YPF.