Las grandes petroleras no recortan sus inversiones a escala global

Mientras que las firmas de menor envergadura llevarán a cabo ajustes presupuestarios de hasta un 80%, gigantes como BP, Shell o Statoil sólo reducirán sus planes de inversión un 10%. La petrolera rusa Rosneft, en tanto, elevará su presupuesto un 5%.

Para esta temporada, las petroleras proyectan un recorte presupuestario que –en promedio– oscila en torno a un 26% anual. Así lo indica un estudio de la consultora internacional Wood Mackenzie. Más allá de atribuir esta caída al crítico escenario que atraviesa la industria de Oil & Gas en todo el planeta, el relevamiento pone el foco en el alarmante devenir de las firmas de menor envergadura. La norteamericana California Resources, por ejemplo, tiene previsto disminuir sus inversiones en más de un 80%.

Otros casos preocupantes son los de sus compatriotas Apache y Chesapeake, que recortarán sus planes de acción un 60% en comparación con 2015. Por su parte, compañías como EOG y Anadarko –que lideran el desarrollo de los hidrocarburos no convencionales en Estados Unidos– ejecutarán un recorte lindero al 40%.
Más cercana al promedio global será la reducción presupuestaria de YPF. Durante 2015, mientras el sector hacía un fuerte ajuste a nivel global, la petrolera argentina logró incrementar sus inversiones en casi un 5%. Sin embargo, las perspectivas para este año están lejos de ser tan favorables: Wood Mackenzie calcula que en 2016 dejará de invertir alrededor de u$s 1.000 millones.
De acuerdo con la consultora, gigantes como la británica BP, la angloholandesa Shell o la noruega Statoil verán disminuidos sus costos en menos de un 10%. Similar será el recorte de la brasileña Petrobras, que adicionalmente deberá lidiar con las consecuencias económicas del litigio judicial en el que sigue envuelta.
A modo de excepción, el trabajo resalta las promisorias proyecciones de Rosneft. La empresa controlada por el Estado ruso no piensa en recortar sus gastos de exploración y producción. Por el contrario, está decidida a incrementar su presupuesto anual en alrededor de un 5%.

Menos proyectos

Otro informe de Wood Mackenzie vaticina que este año se concretarán sólo seis de los 68 megaproyectos petroleros por u$s 380.000 millones que estaban en carpeta desde 2014. Hace 24 meses, cuando la cotización mundial del petróleo había alcanzado su techo, la industria hidrocarburífera confiaba en lanzar 68 nuevos emprendimientos para sumar al mercado una producción de 2,9 millones de barriles diarios durante 2016. Pero –a tono con el desmoronamiento paulatino del valor del crudo– lo que se inició como “un recorte del gasto discrecional en proyectos de exploración y pre-desarrollo” se transformó poco tiempo después en “una intervención quirúrgica general para eliminar todo el gasto de capital y operativo no esencial”, según el reporte.

Durante 2015, mientras el sector hacía un fuerte ajuste a nivel global, YPF logró incrementar sus inversiones en casi un 5%. Para este año, sin embargo, Wood Mackenzie calcula que la petrolera nacional dejará de invertir alrededor de u$s 1.000 millones.

En 2015, ya con la crisis de los commodities en su apogeo, la estimación del mercado se redujo a 12 lanzamientos de envergadura. No obstante, transcurridos los primeros meses de 2016, Wood Mackenzie indicó que finalmente serán apenas seis las iniciativas que verán la luz, dos de las cuales se desarrollarán en aguas profundas (el proyecto West Nile Delta que BP tiene a su cargo en Egipto y la operación Appomattox que Shell maneja en el Golfo de México).
La mayor parte de las propuestas que quedaron en el camino se relacionan –justamente– con la explotación de yacimientos off shore, sobre todo en las profundidades marinas de Angola, Nigeria y el Golfo de México. Otro mercado que sufrió mucho las postergaciones es el de Canadá, afectado tanto por el exceso de oferta norteamericana como por la consiguiente falta de rentabilidad de la extracción en arenas bituminosas.
Y también registró una fuerte revisión a la baja el pronóstico sectorial del precio de equilibrio que alcanzaría el barril. Mientras que el año pasado las empresas esperaban que se estabilizara alrededor de los u$s 60, en la actualidad creen que u$s 50 representa un valor más realista.

Mirada local

Las fuentes de financiamiento, la inversión, los precios y el desarrollo de los recursos no convencionales figuran entre las principales preocupaciones de las petroleras nacionales, según un informe de KPMG.
Según el reporte, el sector cree que para revertir el actual cuadro de estancamiento será necesario “un shock de inversiones productivas”, lo que torna imperiosa la consolidación de medidas orientadas a alcanzar un acuerdo de precios que permitan “mejorar la rentabilidad” de la actividad, además de “recuperar la confianza perdida” y recomponer la previsibilidad en un negocio “cuyos resultados se ven siempre en el mediano y largo plazo”.

A modo de excepción, el trabajo resalta las promisorias proyecciones de Rosneft. En lugar de ajustarse el cinturón, la empresa controlada por el Estado ruso está decidida a incrementar su presupuesto anual en alrededor de un 5%.

Las petroleras locales ven en la explotación de recursos no convencionales una posible solución a los problemas de suministro de un país que –en el lapso de dos décadas– pasó del autoabastecimiento energético a la dependencia de las importaciones. No obstante, advierten que “las inversiones y costos que deben afrontarse para su extracción son significativamente mayores que los necesarios para la producción convencional, por lo que resulta prioritario articular políticas que busquen mejorar el clima de negocios y contrarrestar los efectos negativos de la reciente caída en los niveles de los precios internacionales”.
Para KPMG, si bien el precio del barril en Argentina puede acercarse a los u$s 70, es lógico que proyectos como Vaca Muerta o Los Molles vean demorado su desarrollo. Esta situación, según la consultora, “complica en el futuro inmediato el crecimiento de la industria e impacta negativamente en las perspectivas de autoabastecimiento y en la esperada morigeración en la compra externa de energía”.