El shale oil cambia el mapa global de recursos petroleros

El país gobernado por Barack Obama cuenta con yacimientos confirmados, nuevos descubrimientos y depósitos inferidos por 264.000 millones de barriles equivalentes. Así, los norteamericanos suman más recursos que Rusia (que alberga 256.000 millones de barriles) y Arabia Saudita (212.000 millones).

Por primera vez en la historia, Estados Unidos dispone de un mayor potencial petrolero que los mayores exportadores de crudo del mundo. Así lo indica la consultora internacional Rystad Energy, que acaba de actualizar la estimación de existencias a lo largo y ancho del planeta.

Según el estudio, que analizó durante un plazo de tres años ni más ni menos que 60.000 campos de petróleo a escala global, entre yacimientos confirmados, nuevos hallazgos y depósitos por descubrir, Estados Unidos totaliza unos 264.000 millones de barriles equivalentes; es decir, 8.000 millones más que Rusia (que cuenta con 256.000 millones) y 52.000 millones más que Arabia Saudita (212.000 millones).
De acuerdo con el informe, en todo el mundo quedan cerca de 2,1 billones de barriles de petróleo técnicamente recuperable. La cifra representa unas 70 veces la actual tasa de producción, que oscila en torno a los 30.000 millones de barriles anuales.
La principal razón por la que el nivel de reservas petroleras norteamericanas suele considerarse inferior al de otras naciones (como Arabia Saudita, Rusia, Canadá, Irak, Venezuela y Kuwait, en ese orden) tiene que ver –según Rystad Energy– menos con la realidad que con la caducidad de los métodos convencionales de medición. “Más de la mitad del petróleo que queda por aprovechar en Norteamérica es de shale oil, segmento que no siempre es cabalmente considerado en las estimaciones de recursos. Además, las cifras que muchos países divulgan como oficiales suelen inflarse por cuestiones políticas”, explicó Per Magnus Nysveen, autor del reporte y analista de la consultora con sede en Oslo, Noruega.

En todo el mundo quedan cerca de 2,1 billones de barriles de petróleo técnicamente recuperable. La cifra representa unas 70 veces la actual tasa de producción, que oscila en torno a los 30.000 millones de barriles anuales.

De todos modos, el boom del shale oil estadounidense –factor clave para entender el derrumbe que vienen experimentando los precios internacionales del petróleo desde hace dos años– no alcanza para relegar a un segundo plano a productores de la talla de Rusia y Arabia Saudita. “Aunque técnicamente tengan menos crudo que Estados Unidos, en el mediano plazo seguirán ejerciendo un rol estratégico en el mercado mundial, ya que sus costos de extracción continuarán siendo menores”, indicó.

Participación argentina

Resulta interesante que Rystad Energy detecte un mayor nivel de recursos –contabilizando crudo, condensados y volúmenes no comerciales– entre las naciones foráneas a la Organización de Países Exportadores de petróleo (OPEP) por sobre las que sí pertenecen al bloque. Las primeras explican 1.269 millones de barriles frente a los 823 millones de la OPEP.
En ese sentido, la potencialidad petrolera de la Argentina no se quedó afuera del análisis de la consultora. Sobre la base de sus cálculos, a partir de los campos no convencionales confirmados y por descubrir el país dispone de unos 29.000 millones de barriles equivalentes. Se posiciona, de ese modo, por encima de naciones como Reino Unido (14.000 millones) y Noruega (27.000 millones).
Fuera de la OPEP, de hecho, el mercado petrolero argentino sólo se ubica por debajo de Estados Unidos (y sus ya mencionados 264.000 millones de barriles), Rusia (256.000 millones), Cana-dá (167.000 millones), Brasil (120.000 millones), México (72.000 millones), China (59.000 millones) y Kazajstán (45.000 millones).
En cuanto a la OPEP, las mayores existencias tienen lugar en Arabia Sau-dita (212.000 millones), Irán (143.000 millones), Irak (117.000 millones), Venezuela (95.000 millones), Kuwait (52.000 millones), Emiratos Árabes Unidos (48.000 millones), Qatar (44.000 millones) y Nigeria (30.000 millones).

Autonomía norteamericana

Lo que hasta hace poco tiempo parecía inverosímil, está cada vez más cerca de concretarse: Estados Unidos se encuentra a un paso de recuperar el autoabastecimiento energético que perdió hace más de seis décadas.
Gracias a su creciente producción de petróleo y gas no convencionales, y al incipiente negocio de las fuentes renovables, la principal potencia del planeta ya es capaz de satisfacer un 90% de sus necesidades internas. Y todo indica que en el corto plazo dejará de comprar energía por primera vez desde los años 50.
Según la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés), la reducción de las importaciones petroleras a cero será posible antes del cierre de esta década. La entidad subraya que, aunque la gran nación del norte hoy importa casi 5 millones de barriles diarios, para 2020 será una exportadora neta de crudo. Pero otros pronósticos menos conservadores, como los de la Agencia Internacional de Energía (IEA), estiman que ese plazo podría ser aún menor.
En su anuario estadístico de 2015, British Petroleum (BP) habla de un “nuevo orden mundial” basado en el derrumbe en los precios del barril, fenómeno que sentó las bases para una guerra comercial entre las tradicionales potencias productoras del Golfo Pérsico y Rusia, por un lado, y las empresas norteamericanas impulsadas por el boom del fracking, por otro. “En este escenario, impensado hace apenas una década, Estados Unidos se convirtió en la primera nación capaz de aumentar su producción en al menos 1 millón de barriles por día durante tres años consecutivos, en función de lo cual finalmente se convirtió en el productor hidrocarburífero número uno”, resumió Bob Dudley, economista jefe de BP.