El precio del barril, una incógnita

El acuerdo de la OPEP hizo subir ayer el crudo, que alcazó los valores más altos en un año. ¿Cómo evolucionará?

El acuerdo al que arribaron el sábado pasado las potencias petroleras de la OPEP junto a otros países por afuera del cártel para recortar la producción apuntaló el precio del barril, que ayer llegó a superar los 57 dólares en el caso del Brent. Se trata de la marca más alta desde mediados de 2015.

Mientras tanto, Argentina busca salir de su propio laberinto. El gobierno nacional aspira a terminar para mediados del año que viene con el barril criollo, la versión doméstica que está entre 8 y 10 dólares por arriba del precio internacional. Se trata de un parche que iba a ser temporal y terminó durando dos años. Si bien evitó un derrumbe en el secto, encareció de forma marcada el valor de los combustibles.

Pero aún con el precio interno vigente, la mayoría de las compañías definen sus planes de inversión de corto y mediano plazo con los indicadores extranjeros. Así, lo que pase en el mundo impactará en los campos locales.

Algunos especialistas, optimistas, creen que el petróleo podría acomodarse rápidamente arriba de los 60 dólares. Sacan una cuenta sencilla: el mundo sobra un millón de barriles día y los países productores sacarán de juego por lo menos dos metros (por acción efectiva, o por la propia crisis).

Sin embargo, hay otra ala que cree que todo lo que quiten del mercado las potencias petroleras podrá reponerlo Estados Unidos con su gravitante maquinaria del shale. De hecho, a poco de conocerse la noticia del acuerdo de congelamiento, varias emperesas levantaron equipos en Permian, la zona del shale estadounidense más barato.

Pero hay más componentes que podrían torcer el errático destino del crudo. El triunfo de Donald Trump, el eventual cierre de la economía de Estados Unidos y la suba del tipo de interés podrían presionar sobre el precio del barril, ya sea a la baja o a la suba.

Las tensiones emergentes en Medio Oriente podrían subir de nivel con la beligerancia de Trump, algo que también podría hacer disparar el precio del petróleo.

Nada nuevo para una industria cuyo principal producto cotiza a miles de kilómetros de distancia de los yacimientos