La buena racha de la OPEP no significa una victoria
El cartel celebra que el precio del petróleo haya subido 15% del mínimo registrado en junio, pero no es momento para relajarse.
Está la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) utilizando el verano boreal para finalmente actuar?
Después de prometer que este año hará «lo que haga falta» para equilibrar el mercado de petróleo, Arabia Saudita, el líder de facto de la OPEP, informó la semana pasada que en agosto reducirá las exportaciones de petróleo a 6,6 millones de barriles diarios (b/d), el nivel más bajo en seis años, y un millón de b/d menos comparado con el mismo mes en 2016.
Emiratos Árabes Unidos (EAU) enseguida anunció que en septiembre recortará 10% las asignaciones de petróleo a consumidores, una medida significativa teniendo en cuenta que el país tardó en disminuir la producción tal como lo dispone el acuerdo de la OPEP para reducir el suministro.
Por primera vez en meses, al mercado parece gustarle lo que está sucediendo. El precio del crudo Brent subió por encima de y u$s 50 el barril, y hay señales de que la plaza física está comenzando a ajustarse durante los meses del verano boreal que son los de mayor demanda.
Los inventarios de petróleo crudo estadounidenses cayeron en 26 millones de barriles desde fines de junio, debido a que los automovilistas inician sus vacaciones y a que las importaciones están disminuyendo en comparación con el mismo período el año pasado.
Incluso el aliado de la OPEP, Rusia el mayor productor ajeno al cartel ha sorprendido a las cínicas comercializadoras de petróleo con la implementación total de su parte del acuerdo de reducir el bombeo en 1,8 millones de b/d.
Es justo decir que ha sido un buen mes para la OPEP, con un alza de precios del 15% desde que alcanzó los mínimos cercanos a u$s 44 el barril a fines de junio, cuando predominaron las quejas de que el cartel no había hecho lo suficiente para equilibrar el mercado del petróleo.
Genera más optimismo entre quienes creen que subirá el crudo el hecho de que Halliburton, un proveedor de servicios petroleros, señaló la semana pasada que había observado que las perforadoras de shale estadounidenses habían ligeramente desacelerado sus operaciones después de que los precios cayeron a principios del verano.
Sin embargo, la industria del shale sigue siendo el mayor interrogante sobre si la OPEP podrá pronto declarar la victoria en su lucha por poner fin a tres años de superabundancia de petróleo, o si está disfrutando de una racha positiva.

Las predicciones para el próximo año todavía indican que la OPEP podría enfrentar una larga batalla.
La Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. puede que haya recortado su proyección para la producción norteamericana a principios de este mes debido a los precios más bajos, pero todavía anticipa que la producción de crudo del país crecerá en casi 600.000 b/d en 2018 a un récord de 9,9 millones de b/d.
Eso por sí solo debería ser suficiente para satisfacer casi la mitad del aumento de la demanda mundial que se espera para el próximo año, con EE.UU. bombeando más de uno de cada diez barriles de crudo a nivel global.
Algunos analistas creen que el pronóstico de la EIA es relativamente conservador. En los resultados trimestrales de la semana pasada, las perforadoras de shale aún se mostraban optimistas.
John Hess, el CEO de Hess Corp, declaró que espera que la producción de su compañía en la formación Bakken de Dakota del Norte suba anualmente 10% «durante los próximos años», y que sus operaciones aún generen un significativo flujo de caja a los precios actuales.
Anadarko Petroleum anunció que es probable que pueda perforar cada vez más pozos sin elevar el número de plataformas en uso a medida que se vuelve más eficiente. La compañía sigue pronósticando que a fin de año extraerá alrededor de 150.000 b/d de sus dos formaciones de shale, un aumento de aproximadamente 40.000 b/d comparado con mediados de año.
Los pronósticos de la OPEP prevén que la demanda de crudo caerá ligeramente el próximo año debido al mayor crecimiento fuera del cartel, impulsado principalmente por el shale, pero también por la adaptación de las petroleras de mayor envergadura a una era de precios más bajos. Las grandes petroleras, que han reducido costos y se han enfocado en sus mejores opciones, actualmente están aprobando proyectos al ritmo más rápido desde que los valores comenzaron a caer en 2014, año en que superaban los u$s 100.
Lo que queda por verse es si Arabia Saudita y sus aliados pueden mantener la disciplina más allá del verano boreal. Es relativamente fácil para Riad reducir las exportaciones durante los meses más calurosos del año, ya que reorientan el crudo hacia su sistema eléctrico nacional, porque queman petróleo para generar electricidad y satisfacer la demanda máxima de aire acondicionado.
Cuando ese factor disminuya en el otoño boreal, no está claro si estarán dispuestos a mantener las exportaciones bajas en un intento por eliminar los superávits de inventario, incluso cuando las refinerías estén pensando en el mantenimiento posterior al verano.
La conclusión es que, aunque la OPEP se haya escapado de la profundidad de la desesperación que envolvía al cartel en junio, todavía queda mucho por hacerse. La semana pasada, el hecho de que Arabia Saudita y Rusia presionaran a otros firmantes del acuerdo para asegurarse de que siguieran cumpliendo con su parte fue un reflejo de ese temor.
Si la OPEP quiere otro mes de buenos resultados tendrá que continuar sus esfuerzos durante el otoño boreal, o correrá el riesgo de que los precios del crudo vuelvan a caer.