El pozo 1.000 en Vaca Muerta

La producción no convencional en Argentina se anotó un hito: con los últimos pozos realizados el mes pasado se superaron las 1.000 perforaciones en reservorios shale y tight en Neuquén. Pero en la industria nadie está para descorchar. Los bajos precios del crudo y los pronósticos de que nada cambiará en el corto plazo ponen en duda el desarrollo masivo de Vaca Muerta.

Ese extraño clima de festejo y lamento a la vez se vivió en estos días en YPF. La compañía de bandera perforó un pozo sin antecedentes en la cuenca. El LLL-992 recorre 5.320 metros de la roca madre con 2.000 de extensión horizontal. La novedad es que se hicieron 28 etapas de estimulación, un número difícil de encontrar en el hemisferio sur. Sin embargo, el éxito geológico convive con la tensión latente de un ajuste que sobrevuela el sector, agravado en la compañía de bandera por la incertidumbre que genera el cambio de gobierno.

Pero más allá de la anécdota y el delicado contexto, el petróleo de Vaca Muerta sigue mostrando buenos números, aunque algo estancados. La producción de crudo de la roca madre todavía crece gracias al ritmo sostenido de perforación, sobre todo del consorcio YPF-Chevron en Loma Campana. Allí, además, el ojo se posó sobre las zonas de petróleo volátil, con diseños de pozos horizontales.

A un ritmo menor pero muy promisorio según sus resultados, Shell conectó hace un dos meses dos excelentes pozos en Sierras Blancas con una producción de 90 metros cúbicos día. Exxon, en tanto, sigue ensayando su superpozo en Bajo del Choique, donde ha logrado preservar interesantes caudales por un largo plazo.

En el tercer año del desarrollo no convencional masivo en Argentina, hay poco más de 400 pozos de shale oil en territorio neuquino, que generan el 4% del recurso a nivel nacional y casi el 10% de la Cuenca Neuquina. En cambio, los de shale gas no llegan a 30. Es que a mediados del 2013, cuando YPF y Chevron pisaron el acelerador, el crudo era el hidrocarburo que permitía retornos más rápidos. Nadie esperaba el derrumbe del 50% en el valor internacional.

Pero esa relación de 10 a 1 podría empezar a cambiar. El gas se convirtió en un negocio más interesante que el petróleo. Y aunque la vedette sea por estas horas el tight, Vaca Muerta también empieza a hacer su aporte con pozos que arrojan interesantes resultados.

La hora del gas

La producción de shale gas alcanzó en julio pasado los 3,57 millones de metros cúbicos día. Sin embargo, el 56% es gas asociado. De todos modos, el número global representa el 3% de la producción argentina y el 5,2% de la Cuenca Neuquina.

Aunque aún es incipiente, el shale gas también empieza a mostrar buenos resultados. El Orejano, el primer piloto de shale gas de YPF en conjunto con la petroquímica Dow, produjo en julio 730.000 metros cúbicos día, con 17 pozos, seis horizontales de los cuales cuatro tienen pocos meses de vida. En marzo, el bloque prácticamente no producía nada.

Con el adecuado manejo de las presiones y un know how algo más detallado del comportamiento del reservorio, YPF consiguió allí algunos muy buenos pozos que están muy por encima de la producción promedio en sus primeros meses de vida. La perforación horizontal Eor-22, por caso, alcanzó los 100 metros cúbicos día de producción en apenas cuatro meses.

Pero no sólo la compañía nacional explora en este mercado. La francesa Total, que siempre tuvo al gas como eje de su negocio, conectó tres pozos de gas en Aguada Pichana con muy buenos resultados. Las perforaciones GE-111, 112 y 113 devuelven en conjunto alrededor de 700 metros cúbicos día, casi la totalidad de la producción shale del yacimiento.

Total y Shell también se muestran activos en dos asociaciones con GyP en La Escalonada y en Rincón de la Ceniza, donde planean lanzar en el mediano plazo un piloto no convencional.

La producción de shale gas alcanzó en julio pasado los 3,57 millones de metros cúbicos día.

Si se observan los cuadros que acompañan esta nota, se verá que la argentina Pluspetrol también muestra alguna actividad no convencional en la cuenca. Sin embargo, su participación en el mundo del shale está lejos de ser gravitante, aun cuando se ha asegurado un interesante acreaje sobre Vaca Muerta. La firma de las familias Poli y Rey se quedaron por ejemplo con La Calera, un área muy promisoria donde podría haber novedades en el corto plazo.

Otras petroleras han tentado la suerte con la roca madre. Algunas, sólo coleccionan malos resultados, como fue el caso de Chevron en El Trapial.

Un caso emblemático es el de PAE en Lindero Atravesado, donde hizo crecer de forma exponencial su producción de la mano del tight gas (ver aparte). Sin embargo, la concesión de 35 años que obtuvo hace unos meses de parte de la Provincia viene con Vaca Muerta «de regalo», y la compañía no descarta encarar un proyecto especial en esta formación, en algunas zonas ya delimitadas dentro del yacimiento.

Un caso similar es el de Petrobras, volcada más al tight que al shale, y ahora embarcada en un proceso de venta que, sin embargo, no parece haber paralizado su actividad en Río Neuquén y otros bloques convencionales como El Mangrullo.

La empresa «tapada» en este ranking es la alemana Wintershall, que junto a GyP terminó su primer pozo no convencional en Aguada Federal.

Los proyectos para el 2016 son muchos. YPF, junto a Petronas, deberá arrancar con una etapa más intensiva en La Amarga Chica y buscar un socio para Bajada de Añelo.

Todos miran con atención a Bandurria, el bloque se partió por tres entre YPF, PAE y Wintershall. Y hay expectativa de que Exxon pida una concesión de 35 años por Bajo del Choique.